Recientemente el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) y la FDA anunciaron un plan histórico: eliminar gradualmente todos los colorantes sintéticos derivados del petróleo del suministro de alimentos en Estados Unidos. Lo que implica para la industria buscar alternativas de colorantes naturales y alimentos colorantes para su reemplazo.
Esta medida, que apunta inicialmente a la eliminación de ocho colorantes específicos (Rojo 3 (eritrosina) y 40, Amarillo 5 (tartrazina) y 6, Azul 1 y 2, Verde 3 y Naranja B) no es solo una política estadounidense; marca un antes y un después en la forma en que concebimos el color en los alimentos.
Para un productor de alimentos en Bogotá, Lima, Sao Paulo o Ciudad de México esto podría parecer una decisión distante, pero la realidad es que es el mayor catalizador de cambio e innovación que enfrentará la industria en la próxima década. Lejos de ser una amenaza, esta disrupción regulatoria es una ventana de oportunidad inigualable para que LATAM se posicione como líder en la nueva era de la alimentación natural, saludable y enfocada en bienestar.
¿Por qué esta decisión de EE.UU es tan relevante para América Latina?
Lo que sucede en Estados Unidos rara vez se queda allí. La FDA es uno de los organismos regulatorios más influyentes del mundo y sus decisiones suelen repercutir en políticas y expectativas de consumo globales. Las agencias sanitarias de LATAM (INVIMA, ANVISA, COFEPRIS) han mirado a la FDA como referente. Lo que hoy es una propuesta en EEUU, pronto será una discusión pública y regulatoria en nuestros países.
En LATAM además, esto tiene especial relevancia por diversas razones:
Comercio bilateral: las exportaciones alimentarias de LATAM hacia Estados Unidos representan miles de millones de dólares anuales. La certificación «libre de colorantes artificiales» se convertirá en un requisito de acceso al mercado estadounidense. Simultáneamente, las importaciones de productos procesados desde Estados Unidos hacia LATAM traerán consigo las nuevas formulaciones naturales, estableciendo un nuevo estándar de calidad que los consumidores locales comenzarán a demandar.
Armonización de estándares: a medida que las grandes empresas multinacionales reformulen sus productos para el mercado estadounidense, es probable que implementen estos cambios a nivel global para optimizar sus cadenas de suministro y mantener la consistencia de sus marcas. Esto significa que los productos en los estantes de los supermercados en Bogotá, Lima o Ciudad de México, que antes contenían colorantes artificiales, podrían comenzar a usar alternativas naturales.
Aceleración de la tendencia natural: la transición en EE.UU reforzará una tendencia que ya está en pleno auge en LATAM. Datos de Mintel revelan que el lanzamiento de productos sin colorantes artificiales ha crecido un 25% a nivel mundial desde 2017. En la región, el incremento en el uso de colorantes naturales y alimentos colorantes ha sido del 40% en el mismo período y, en Colombia, este aumento ha sido del 250%. Esta tendencia es impulsada por la creciente demanda de naturalidad, bienestar y etiquetas limpias por parte de los consumidores.
Innovación y valor agregado: la prohibición de los colorantes sintéticos obliga a la industria a innovar. Marcas como Kraft Heinz y General Mills ya han anunciado sus planes de eliminar los colorantes artificiales de sus productos en EE.UU para 2027, lo que demuestra la seriedad del cambio y la viabilidad de la transición.
Para las empresas de LATAM esto no es solo un requisito regulatorio, sino una oportunidad para agregar valor a sus productos. Los colorantes naturales son percibidos por los consumidores como ingredientes con beneficios para la salud, más sanos, limpios y seguros.
En otras palabras: lo que hoy parece un cambio “lejano” en la regulación estadounidense podría convertirse rápidamente en un nuevo estándar para nuestros mercados.
¿Cómo impacta esto al desarrollo de alimentos en LATAM?
Las implicaciones son múltiples y abarcan desde lo regulatorio hasta lo técnico y de mercado:
Reformulación de productos: categorías como confitería, bebidas, dulces, repostería, derivados cárnicos y snacks (altamente dependientes de colores artificiales) deberán adaptarse con rapidez. Aliados estratégicos, I+D, cadenas de suministro precisas y preparación son claves.
Costos y cadenas de suministro: la sustitución por colorantes naturales puede implicar ajustes de costos, mayores dosis de aplicación y retos de abastecimiento, pero también abrir oportunidades para productores locales de materias primas naturales, estrategias de pricing y mercadeo inteligentes y rediseños de producto focalizados.
Expectativas del consumidor: en un contexto donde el consumidor latino ya demanda naturalidad, etiquetado limpio y transparencia, este cambio no será visto como imposición, sino como alineación con sus intereses. Un producto que proclame «COLOR 100% NATURAL» o «SIN COLORANTES ARTIFICIALES» tiene un impacto comercial inmediato y superior.
Presión regulatoria interna: si EE.UU prohíbe, los países de LATAM difícilmente ignoren el debate. Algunos, como México, Brasil o Colombia, podrían seguir el ejemplo en los próximos años.
Nuevos estándares de calidad: en este escenario el concepto de etiqueta limpia (clean label) se tornará menos en una tendencia y más como un estándar para la industria alimentaria. Los productos que mantengan colorantes artificiales enfrentarán desventajas competitivas crecientes, tanto en mercados de exportación como domésticos.
La gran oportunidad para los productores de alimentos en LATAM
El cambio hacia lo natural no debe verse como una carga sino como un motor de crecimiento y diferenciación. Los productores de alimentos en LATAM tienen una ventaja: están en el corazón de una región rica en biodiversidad, con acceso a una amplia gama de fuentes naturales para colorantes que se obtienen en su mayoría de frutas, verduras y plantas.
La estabilidad, que alguna vez fue una preocupación, ya no es un obstáculo. Las nuevas tecnologías de extracción y procesamiento han mejorado significativamente la estabilidad de los colorantes naturales, haciéndolos versátiles para casi todas las categorías de productos, desde panadería y lácteos hasta bebidas y salsas.
El costo, otro factor que se consideraba una barrera, no es tan significativo como se cree. La inversión se compensa con el valor agregado que se ofrece al consumidor, lo que se traduce en una mayor percepción de seguridad, confianza y credibilidad.
Además, el color natural es una herramienta de marketing poderosa. En el mercado actual, la apariencia del producto es clave, especialmente para el público joven, que busca productos visualmente atractivos para compartir en redes sociales. Ofrecer colores vibrantes pero derivados de fuentes naturales permite a las marcas sintonizar con estas expectativas del consumidor y con las tendencias de etiquetado limpio, salud y bienestar.
Incluso, los alimentos colorantes (como concentrados de frutas, vegetales o algas) se tornan como una opción excepcional, pues no solo cumplen la función estética y funcional, sino que pueden reforzar narrativas de salud, sostenibilidad y autenticidad.

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Prepararse para el futuro: una guía para la transición
Para los productores de alimentos en LATAM, la clave es la anticipación. La transición a colorantes naturales no es un simple reemplazo, implica reformular con enfoque estratégico. Aquí hay algunos pasos fundamentales:
Evaluar el portafolio de productos: identificar aquellos productos que aún usan colorantes artificiales y priorizar la transición. Las categorías más propensas a usar colorantes sintéticos son la confitería, bebidas y repostería, mientras que las que más han implementado colorantes naturales son la panadería, snacks, salsas y lácteos.
Entender los aspectos e implicaciones técnicas: trabajar con colorantes naturales implica conocer las características de la matriz del producto final, incluyendo el pH, el contenido de agua y grasa, y la exposición a la luz y la temperatura durante el proceso de producción y almacenamiento. Aprende en nuestra guía los aspectos más importantes para incorporar colorantes naturales y alimentos colorantes en tus productos.
Buscar asesoría experta: la colaboración con proveedores especializados es crucial. Un buen socio técnico puede guiar a los fabricantes en la selección del colorante natural adecuado, realizar pruebas de estabilidad y asegurar una transición sin contratiempos, minimizando los riesgos de implementación.
Comunicar el cambio: la transición a lo natural es un valor agregado que debe ser destacado. Las empresas pueden resaltar en sus etiquetas que el producto está «libre de colorantes artificiales» y que ahora utiliza ingredientes naturales, lo que aumenta la confianza y credibilidad de los clientes.
La pregunta no es si los colorantes naturales dominarán el mercado, sino qué empresas estarán mejor posicionadas para aprovechar esta transformación inevitable. El tiempo de preparación es ahora mirando con determinación y claridad al futuro.
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Fuentes: Mintel GNPD, Euromonitor, Nielsen, Mordor Intelligence. 2025